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¿Se consideran discapacidad las afecciones mentales graves?

La gente suele pensar en las discapacidades como algo físico. Un trabajador se lesiona la espalda en el trabajo, pierde la sensibilidad en las piernas y no puede volver a andar. Otro trabajador sufre una amputación y el daño es tan grave que los médicos no pueden salvarle la extremidad. Estos tipos de lesiones graves pueden hacer necesario que las personas soliciten prestaciones por incapacidad de la Seguridad Social.

Pero, ¿qué ocurre con los trastornos mentales? Está claro que pueden dificultar -o imposibilitar- el trabajo. Pueden cambiarte la vida. Muchos de ellos no tienen cura, aunque se puedan tratar. ¿Puede solicitar prestaciones por estos motivos?

Las categorías reconocidas

En muchos casos, sí. De hecho, según la Administración de la Seguridad Social, las siguientes categorías obtienen un reconocimiento especial:

  • Trastornos relacionados con el estrés y el trauma
  • Trastornos alimentarios
  • Trastornos del neurodesarrollo
  • Trastorno del espectro autista
  • Trastornos de la personalidad y del control de los impulsos
  • Síntomas somáticos y trastornos relacionados
  • Trastornos obsesivo-compulsivos y trastornos de ansiedad
  • Trastornos intelectuales
  • Trastornos bipolares, depresivos y afines
  • Trastornos psicóticos, como el espectro esquizofrénico
  • Trastornos neurocognitivos

Los trastornos mentales son complejos y los profesionales médicos cualificados pueden desglosarlos mucho más. Pero estas son las categorías generales que reconoce la SSA, y te dan un buen punto de partida.

Además, es importante tener en cuenta que estas situaciones pueden variar de una persona a otra. Alguien con un trastorno alimentario puede necesitar hospitalización cuando se debilita demasiado, pero podría recuperarse con el tiempo y volver a ser capaz de trabajar. Alguien con un trastorno del espectro autista puede funcionar a un alto nivel, aunque nunca se curará del todo. Mientras tanto, una persona con esquizofrenia puede no volver a trabajar nunca, sobre todo si el propio trastorno le hace creer que no necesita la medicación que se utiliza para tratarlo.

El proceso

Cada caso es único. Cada persona es única. Por eso el proceso puede llegar a ser bastante largo y complicado. La SSA necesita ver la gravedad del caso, qué pruebas médicas tiene la persona de su trastorno -puede ser más difícil de reconocer para una persona ajena que una lesión física- y qué perspectivas tiene de incorporarse a la vida laboral. Hay muchos factores a tener en cuenta, y el nivel general de comprensión de los trastornos mentales -incluso dentro de la comunidad médica- cambia constantemente.

Si se encuentra estudiando sus opciones debido a un trastorno que le impide trabajar, o si tiene un ser querido que entra en las categorías antes mencionadas, asegúrese de conocer bien las pasos que debe dar en California.

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